miércoles, 2 de marzo de 2011

Happy house

Y entonces conseguí trabajo y casa... sí, claro, ¡hace como 2 meses y medio! Abandoné por un tiempo el teclado de este blog, pero no podía ser para siempre. La rutina de hacer todo el tiempo lo mismo me hace pensar que no tengo nada para decir, pero después me doy cuenta de que yo siempre tengo algo para decir. Hoy toca la historia de la casa en la que vivo, que no es como cualquier casa.


20A


Ubicada en el 20A, se compone de 3 habitaciones, una cocina, un comedor y un living. No hace falta aclarar que también un baño. Y en adición a todo esto también tiene un balcón y una "terraza" (léase techo donde uno puede tirar un colchón y recostarse al sol o a las estrellas según el gusto del comensal). La vista hacia afuera es de las montañas "Remarcables" que en la película El Señor de los Anillos son Mordor (dato de color). Los que la habitamos somos variados. En una de las habitaciones vive el más antiguo miembro de la casa feliz, Sean, que viene originalmente de Israel o del centro de la Tierra (como él siempre dice). Trabaja por las noches en una empresa distribuidora de alimentos, así que si vienen durante el día intenten no hacer ruido, porque se van a ganar su odio. Es adicto a la leche chocolatada y está tratando de ser residente neozelandés. Vive en la tierra kiwi hace casi 6 años y en Queenstown hace unos 4 aproximadamente. En otro de los cuartos vive Fabian, chef, alemán. Él ganó un concurso para chefs y eligió trabajar en Queenstown. Creo que nunca vi a nadie sonreir tanto como él. Es amable, se ríe de mis chistes y cocina ufff ¡de lo mejor! En la tercera habitación, bueno la primera entrando a la casa vivimos Florie y yo. A mí ya me conocen, soy medio petisa, me río fuerte, tengo la capacidad de hablar mucho sin decir nada y me gusta tener la razón (me pregunto de donde lo habré sacado...). Florie es francesa, terminó sus estudios hace poco y se le dió por viajar a NZ para mejorar su inglés. La conocí cuando estaba buscando casa y me cayó re bien desde el primer momento. De a poco nos hicimos amigas y ahora es mi compañera de futuras aventuras por la tierras kiwis. Es enamoradiza y le apasiona viajar y conocer gente.

Fabian.

Florie.

Sean.

Yo.


Así uno podría pensar que es una casa común, pero esta casa tiene algo de especial. Es una casa abierta, es una casa de couchsurfing. Para los que no conocen, es un sitio de internet donde se puede encontrar alojamiento para viajeron en casi cualquier parte del mundo. Los usuarios abren sus casas invitando a otros que pasen por ahí a quedarse y compartir. No se con exactitud cuántas personas pasaron desde que estoy acá pero se podría decir que unas 50 y creo que me quedo corta. La ciudad es muy turística y llegan muchos viajantes, por eso la cantidad de gente que nos visita. Tuvimos muchas experiencias de todos los tipos. Algunas hermosas, otras un tanto extrañas, pero ninguna fue mala. Claro que uno no puede conectar con todos al mismo nivel, y claro que no todos los que viajan buscan lo mismo. Algunos solo quieren un lugar donde pasar la noche, y eso es lo que consiguen. Pero otros buscan conocer gente y compartir experiencias. El mejor ejemplo que tengo de este último tipo son María y David. Españoles de Cantabria, viajan a dedo por el mundo desde hace 4 años. Desde que llegaron hubo una energía especial en la casa. Las historias que nos contaron son increibles y muy interesantes. Se quedaron algunas noches y al final no querían irse. Nosotros tampoco queríamos que se fueran, pero así es la vida de los que viajan, en algún momento se van. Igualmente me encantó que formen parte de mi viaje y formar parte también del suyo. Al final prometimos vernos otra vez, será en España o Argentina, o en cualquier otro lugar ¡Una verdadera experiencia positiva!


María, la de la vuelta al mundo.
David, el de la vuelta al mundo.

Y así es la casa en la que vivo. Y en menos de un mes tendremos que dejarla para vivir con Florie nuestra KiwiExperience  =)

Happy House!

  Hasta la próxima!