domingo, 16 de mayo de 2010

Ya tengo pasaje!!

El viernes a la noche, nos propusimos pagar el pasaje de manera electrónica y la página de Aerolíneas nos comentó muy amablemente que la reserva había caducado. No, imposible. La habíamos hecho el día anterior a las 23:50 y eran las 20; y siendo que las reservas duran 24 hs, no podía ser. Llamo a la línea de atención al cliente (me hizo acordar a algo), me atiende un pibe poco simpático que me cuelga al teléfono. Un poco más nerviosa llamo nuevamente. El segundo chico, un poco más cordial, me dice que al ser precio promocional la reserva se había caido al mediodía, que tenía que hacer una nueva reserva y pagarla antes de las 23. Y así lo hicimos, entramos, reservamos, pagamos (pim pam pum)


Ya tengo pasaje!! Esto va tomando forma...






Hasta la próxima!

domingo, 2 de mayo de 2010

La historia de como se vió envuelta y de como se desenvolvió

Esta historia empieza en algún momento del año 2009, cuando en un pequeño departamento del barrio de Villa Crespo, alguien le propuso un viaje a otra persona, pensando que esta otra persona le diría que estaba loca. La segunda persona, para sorpresa de las dos, accedió a emprender el viaje. Y así comenzó todo...


Cuando mi amiga Lau me propuso viajar a Nueva Zelanda a "jutnar kiwis" por mi cabeza pasaron varias cosas que no entendí en el momento, pero que por fortuna hoy comprendo. Lo primero que salió de mi boca, muy para mi sorpresa fue "dale, vamos!!" y después me senté a pensarlo. Viajar a Nueva Zelanda, trabajar en otro país, estar lejos de seres queridos, tener que contarles a estos seres queridos que los dejaba por un tiempo, poner la carrera en pausa, colgarme una mochila. Todo era nuevo y muy extraño.

Como en realidad estábamos preparando documentos para una beca de estudios en Alemania, este venía a ser una especie de plan B por si lo otro no prosperaba. Al ser entonces un plan B, nadie lo tomó en serio cuando lo comenté. Creo que a un nivel conciente ni yo lo tomaba en serio, pero en la parte de atrás de mi cerebro, todo se iba procesando. La sensación que me dejaba pensar en ese viaje era de miedo, pero ese miedo que te mueve a hacer las cosas. Lo primero que hice fue buscar un trabajo. Sin pensarlo demasiado estaba ya hablando con gente de EEUU tratando de arreglar sus cajas de cable desde un cuadrado box.

Cuando llegó la noticia de que la DAAD no nos había otorgado la beca, empezamos a averiguar los requisitos para sacar la visa en la embajada de Nueva Zelanda y comenzaron todos los preparativos. Eran muchos y algunos no los comprendíamos. Empezaron a florecer historias de primos, sobrinos, amigos y conocidos de todos, que se habían ido al país kiwi a hacer lo que nosotras dos iríamos a hacer. Luego de muchas averiguaciones, comenzaron los estudios médicos y llegó el día de la aplicación por internet. La página de la embajada estaba tan colapsada que me recordó a la frustración de los principios de cuatrimestre cuando el tan querido Sistema Guaraní (los de sociales entenderán) decide arruinarnos un día entero, si no dos.

Después de incontables horas de darle al click, mientras veía en la página de la embajada actualizaciones que decían "quedan 870 lugares... quedan 679 lugares...", en un momento por arte del destino nos otorgaron las visas. Una para cada una. El trabajo estaba terminado. Una gran sonrisa en la cara y la satisfacción de saber que emprenderíamos una aventura.

Unos días más tarde llegó la entrega de documentos y estudios en la embajada, en la que nos entregaron un sobre con folletos y cositas. Para este entonces, era principios de noviembre y la idea era viajar en Julio para juntar plata.

Una vez confirmada la obtención de la visa la gente comenzó a tomarse más en serio la cuestión. Yo no podía esperar para que llegue el día de viajar! Quería que llegara ya! Pero faltaba mucho. La emoción se diluía con el pasar de las semanas, pero las ganas y las sonrisas que me despertaba el viaje no desaparecían.
Los preparativos del viaje se fueron posponiendo por diferentes motivos, la facultad, el precio de los pasajes, etc etc etc. Mi ánimo con respecto al viaje ya era cambiante. Por momentos tenía ganas de salir de mi casa y llegar a Nueva Zelanda, al rato me agarraba miedo, después quería quedarme un año y seguir viajando lo más posible, y a los pocos instantes me parecía mucho tiempo para dejar la facultad...
La facultad. Ese era otro tema. Le venía dando vueltas al asunto desde hacía bastante tiempo. No tenía ganas de cursar, ni de estudiar, menos de rendir y de finales ni me hables! Me anotaba en materias que al poco tiempo dejaba argumentanto falta de tiempo. Me proponía estudiar para finales a los que nunca me presentaba. Me escuchaba diciendo "voy a seguir la orientacíon de periodismo por descarte, claro, pero yo no quiero ser periodista". Todo eso duró un aproximado de un año y medio, hasta que me terminó de caer la última ficha de todas y me sentí como un espectador después de ver el final de Sexto Sentido (aunque no como yo porque a mí me lo arruinó el divino de Mario Pergollini).
Hace unas semanas dejé la carrera que venía bicicleteando considerablemente y decidí estudiar fotografía y cámara para cine (las dos cosas) una vez que vuelva del viaje. Y entonces retomando el tema viaje, y llegando al final de esta historia de idas y vueltas (sobre todo de vueltas), un jueves nos juntamos con Lau para una dosis de motivación kiwi y porque hacía mucho no nos veíamos. Ella al otro día se iba de viaje a Salta a conocer a un muchacho mochilero a dedo, y quedamos en que cuando volviera ibamos sin falta a comprar los pasajes.

Lau volvió con la noticia de que no iba a viajar, porque este muchacho mochilero a dedo le ofreció acompañarlo en un viaje a dedo de Buenos Aires hasta Alaska y trabajar para una ONG que publicaría lo que ella escriba sobre el viaje. La noticia me cayó como milanesa a la napolitana de restaurante libre chino (por si no se entendió la metáfora cuasi-arjónica, me cayó muy mal). Pensaba que no podría hacerlo sola. La primera reacción fue "bueno, no voy nada al viaje, me quedo acá y empiezo foto en agosto". Después de unos días esa idea ya no era opción. El viaje lo iba a hacer.

Y así es como termina esta historia, que en realidad recién comienza. Esta semana voy a sacar pasaje para irme en Octubre a Nueva Zelanda, estaré allí unos 6 meses y luego viajaré por Asia otros dos meses más. Cada vez estoy más convencida de que mi locura me hace felíz. Dejar cosas no me da miedo, se que las cosas estarán cuando yo vuelva. Los verdaderos amigos no se esfuman con el tiempo y la gente que me quiere (y a la que yo adoro!) estará aquí esperando mi regreso, con los brazos abiertos.


Me asomo sola al mundo por primera vez... allá voy!





Gracias a todos por los alientos y consejos. Por escuchar mis comentarios agudos y por bancarme en todas!!
Gabi.